A sus 20 años Borja Cortina, nieto de los fundadores de una popular taberna en la calle Covadonga de Gijón, decidió dedicarse al mundo del bar y empezó a trabajar en el Café Caracol, un café todoterreno donde ya preparaba con soltura sus primeros Gin Fizz. Más tarde, junto a sus padres y hermanos, se animó a abrir su propio local: El Palacio, que empezó siendo una modesta cervecería para convertirse después en un espacio pionero y multidisciplinar con una carta de cócteles y gin tonics especiales que impulsaron la zona hasta convertirla en epicentro de la noche gijonense.
Durante esos años aprendió a desenvolverse en todas las tareas propias de la hostelería, desde la de camarero hasta la de cocinero pasando por jefe de sala y gerente en funciones, al tiempo que se formaba realizando diversos cursos de mixología, cata de vino y cocina. Así, con el negocio consolidado y ya con una clara visión empresarial, en 2011 dio el gran salto. Varsovia Bar es su proyecto más personal y ambicioso, un lugar diseñado a la imagen y semejanza de Borja y sus hermanos: «es el local al que a nosotros nos gustaría ir, donde suena la música que nos gusta y, sobre todo, donde hacemos lo que nos apasiona sin limitaciones y con un servicio profesional».
Sus combinaciones son arriesgadas pero perfectamente equilibradas, lúcidas pero con un punto de locura y mezclan destilados, vinos y alcoholes de todas las partes del mundo con técnicas e ingredientes de la cocina. Un estilo muy personal que le ha valido, entre otras distinciones, el título de Mejor Bartender de España 2015 según la World Class Competition.