Whisky japonés y Ginger Ale, mezcla perfecta
Pedir al camarero un whisky japonés puede sonar cuando menos “rarito”, pero si uno accede a la barra con las ideas claras, el nombre de la botella bien aprendido –y pronunciado -, sabiendo que su mixer perfecto es el Schweppes Ginger Ale y hasta se atreve a sugerir al barman botánicos y especias, se convertirá en el gurú del whisky del local.
The Yamazaki. Solo malta.
Fue el primer whisky del país nipón. Espiritual y profundo – como su carácter - deja en el paladar un suave regusto frutal que se intensifica con Ginger Ale Schweppes y botánicos de la familia de los cítricos.
The Hakushu 18 años. Fresco y boscoso.
El verde esmeralda anticipa su aroma, fresco, herbal y montañoso. Conquista el gusto con su sabor a bosque, y aunque no se trata de un matiz fácil de entender, un mixer como Ginger Ale le comprende a la perfección y explota su lado más salvaje.
Hibiki Whiski. Dulce tentación.
La orquesta más perfecta de aromas y sabores. Huele a rosa y sándalo y deja en el paladar un matiz dulce que recuerda al chocolate blanco y a la naranja suave. Necesita el toque vibrante y fresco de jengibre para diseñar contrastes y alguna especia intensa que alargue el sabor.
Suntory Whisky Toki.
En japonés, toki significa tiempo. El que hay que tomarse para deleitar a los cinco sentidos mientras se descubren sus notas vibrantes a malta. Es el más versátil de nuestros “japos” y combina a la perfección con el aroma del Ginger Ale. Una ralladura de manzana verde ácida es el único botánico que necesita.