Hablamos del whisky como destilado porque es, mediante la destilación de la malta fermentada, a través de la cual se obtiene esta bebida tan emblemática. Tras la destilación pasa por un importante proceso de maduración en barriles, que tradicionalmente deben ser de roble blanco. Esta parte del proceso es la que le aporta los matices y aromas que harán de cada whisky algo único. El origen de esta bebida es ambiguo, y se duda si fue antes en Irlanda o en Escocia, pero parece que los primeros documentos escritos al respecto datan en la Escocia de 1494, aunque probablemente se consumiese desde mucho tiempo antes. No fue hasta los años 20 cuando se popularizó su mezcla con Ginger Ale, durante la ley seca en Estados Unidos. Una moda que ha llegado hasta nuestros tiempos y que vuelve a resurgir entre los amantes del buen destilado.
Como decíamos, el whisky no envejece en la botella si no en el barril, por lo que su edad solo dependerá del tiempo que haya pasado en él y se definirá según sus componentes: whisky de malta (a base de cebada malteada), whisky de grano (elaborado con cebada sin maltear, maíz y otro tipo de cereal) y el famoso blended whisky (una mezcla de whisky de malta y de grano).
Alrededor del mundo encontramos whiskies de distintas procedencias y características, lo que nos permite ver no sólo la aceptación del expresivo destilado, sino también la cantidad de matices que pueden adoptar.
Los europeos más populares
El Whisky escocés
El emperador de los whiskies, sin lugar a dudas. Es el más famoso alrededor del mundo y es mandatorio elaborarlo según estipula la Orden del Whisky Escocés de 1990. Debe ser destilado y madurado en Escocia durante al menos tres años, en barriles de roble, que previamente contuviesen bourbon. Además, nunca encontraremos un verdadero Scotch Whisky con menos de 40º vol. ¿Quieres conocer más sobre whiskies escoceses? Entra aquí
El Whiskey irlandés, el whisky con “E”
Los irlandeses lo escriben incluyendo la letra “e”: whiskey. Además se caracterizan por su sabor, suave y sutil, logrado gracias a un proceso de triple destilación. Para obtener sus característicos matices deben pasar al menos siete años en barricas de roble que antes contuviesen Jerez.
Al otro lado del océano
El Whisky canadiense
Debe haber sido producido en Canadá, y antes de la maduración es diluido con agua, lo que reduce su graduación. Además se caracteriza por ser un whisky ligero y suave, en parte gracias a que contiene centeno malteado.
El Whiskey estadounidense
Escrito con “e” al igual que el irlandés, se caracteriza porque por ley debe estar producido con al menos un 51% de maíz, y es envejecido en barriles nuevos de roble. Entre los destilados estadounidenses, uno de los tipos más apreciados es el Bourbon whiskey, un destilado distintivo de EE.UU. y que se caracteriza por su sabor acaramelado.
Además de los anteriores, que son los que más presencia internacional tienen, encontramos también whiskies de origen japonés, galés, español e incluso indio, aunque la mayoría de este último proviene de la destilación de melazas fermentadas, por lo que fuera de india es considerado más un tipo de ron.
Tenga la procedencia que tenga, el aliado perfecto de cualquier whisky, independientemente de su tipo, es sin duda Schweppes Ginger Ale. Un mixer suave, fresco y luminoso que tiene la cualidad, gracias al extracto de jengibre, de potenciar los aromas y matices únicos de cada whisky sin ocultar su majestuosa complejidad.