Las mejores cosas tienen su ritual: desayunar, ducharse o hacer el amor. También beber. La copa que mereces requiere cierta liturgia. Cierta consecución pautada de pasos para llegar hasta ella. A veces el placer no se encuentra sólo en el destino, sino también en el camino.
1) El vaso perfecto y bien frío.
El vaso debe ser de boca ancha para que permita salir los aromas de la copa. Añade cuatro o cinco hielos y muévelos hasta que el vaso esté bien, bien, frío, y elimina el agua sobrante para no aguar la copa.
2) El alcohol en su justa medida.
Sirve 5cl de alcohol sobre los hielos para conseguir que llegue a su temperatura óptima. La media de 5cl es perfecta para conseguir la intensidad adecuada. Una cuestión de equilibrio.
3) El perfume.
Añade los botánicos recomendados para la copa perfecta: twist de cítricos, semillas, flores… En este paso, el objetivo es que los aromas se mezclen con el alcohol y desprendan su fragancia.
4) El mixer: frío y despacio.
Vierte el mixer muy frío y despacio para no romper su burbuja. Puedes ayudarte con una cuchara o hacerlo con mimo sobre los hielos.
5) La decoración y toque final.
Remueve con sólo un toque de arriba abajo la cuchara para mezclar los ingredientes y no romper la burbuja. Después espera 30 segundos para que se fundan todos los ingredientes. Puedes añadir al final más botánicos como decoración.
El último de ellos no puede llevar número ni título, porque hay algo indefinible en el placer de un buen primer sorbo.
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